Pasados los días completos de caricias,
siento que me faltan sus manos,
sus horas,
sus instantes.
Hasta mi risa, alguna vez fragante,
se exilió de mi boca.
Parece que me toca
sentirme derruido,
apaciguado,
insulso,
cansino y aturdido
y no tengo, de ella, registro ni en mi pluma.
Me consumen las tardes
y las noches me abruman
llorando amaneceres de lágrimas- rocío.
Y siento en esa suma
de hastío incontrolable
un amor inefable
que no tiene ni un solo atisbo de destino.
Apenas hace poco
tenía algún camino:
Un par de ojos marrones
dos labios,
dos oídos.
Apenas hace poco
la tuve,
y la he perdido...