Del libro La Vida es Viviendo
Pequeña dulzura
de niña sensual
que en mis ojos pones
tu amor virginal.
Angelín travieso
de traje casual,
sales a la calle
a hacerme pecar.
Eres paz y guerra
dentro de mi mente,
cuando tú me miras
yo muero sonriente.
He muerto cien veces
y sigo esperando
que tú me asesines,
aunque sea amando.