En un sueño
inexplicablemente profundo,
me vi sumergido tras respirar
esta extraña atmósfera de niebla azul,
como relámpago que destroza
la oscuridad del firmamento nocturno,
así de expedito caí en el encantamiento
perdiendo el sentido, como si el alma
hubiese abandonado al cuerpo;
en un mundo
maravillosamente abstracto,
despiertan todos mis sentidos, absorto
observo cada detalle minuciosamente creado,
es indescriptible toda su magnificencia,
es una tierra de una nigromancia
que sobrepasa lo mágico, lo fantasioso,
los colores son tan brillantes y metalizados,
cada diseño, minuciosamente elaborado,
sin adornos, ni pomposidades absurdas,
el aire es inexistente,
tampoco me es necesario; existe un mar,
similar al que conozco en inmensidad
hasta donde la mirada y la imaginación
pueden gobernar,
pero este, es distinto en su esencia,
es una gran sabana infinita de plata,
que brilla psicodélicamente
bajo una especie de sol desnudo,
no es incandescente,
pero emite destellos de luz
en todas las tonalidades posibles,
en un muelle de cristal,
atada esta una barca, es blanca,
grabada en su proa con una escritura extraña,
códigos de las tierras imperecederas, a lo lejos,
se ve llegar una embarcación de corte real,
mientras se acerca a este puerto,
admiro su grandeza, su colosal dimensión
aun a esta gran distancia, pero,
se detiene a mitad de su destino,
trato de comprender, que esta barca pequeña,
no está por casualidad aquí atada,
siento un llamado, una atracción tan subliminal,
un canto tan hermoso y melodioso
similar a una oración llena de arrepentimiento,
de compasión y amor a la vez;
ya dentro de la barca,
mi aspecto cambia, se torna seráfico,
y navego por la piel de este enigmático bello mar,
en la proa de la embarcación,
logro divisar una silueta, tan exacta, aun,
difusa a mis ojos se aprecia
la delicadeza de sus formas, una misteriosa belleza
que fuerte se yergue,
un temor melancólico me sacude el alma,
similar al que produce una traición, y allí,
en la barca diminuta,
bajo la grandeza de la embarcación,
no me atrevo a levantar la mirada, mis ojos,
llenos de lágrimas están, un pasado miserable,
jamás resuelto, se enciende dentro de mí,
aquel doloroso escalofrío me agita
suave y bruscamente, mas,
no logro derramar las lágrimas
que inundan mis ojos; jamás fui consiente
que mi corazón había estado detenido,
y empieza a latir,
frente a mis pies se materializan otros,
brillan con luz propia, con cegador destello,
no puedo describir algo que está
más allá de la belleza, de la hermosura,
de la eterna delicadeza,
una suave mano blanca de tibio calor,
levanta mi rostro lúgubre y me regala
la oportunidad de admirar el suyo,
celestial es el instante, que atónito
de una desbordante alegría
solo puedo comunicarme derramando mis lágrimas,
y en un abrazo, Ella, con mucha ternura,
me atrae hasta su cuerpo
descansando su cabeza en mi hombro,
puedo percibir su delicioso y fragante aroma,
puedo sentir su calor, tan especial, tan esencial,
santificado me encuentro entre sus brazos;
mi alma desnuda
es cubierta con su largo manto, el frio, el dolor,
en hermosa brisa púrpura se transforman
y abandonan su desidia a través de mis heridas,
Ella, me eleva entre sus brazos,
en su firmamento psicodélico que desconoce
toda maldad alguna vez existente,
es la estrella de la tarde, desperté dentro de mí
con los sentidos más agudizados,
y al abrir mis ojos,
en un beso tiernamente apasionado los dos
retornamos a la realidad del mundo
en el que vivimos, en este mundo
que nos puso a prueba en el dolor y en el amor.
Te Amo,
porque me santifica tu amor,
porque purificas mi alma
con la dulzura de tus palabras,
con la delicadeza y el aroma de tu piel,
porque me inmortalizas con tus besos,
con tus caricias, Te Amo,
porque siempre tomas mi manos
cada vez que emprendo aventuras
tan inimaginables
y maravillosamente abstractas
como mis sentimientos desean compartirte,
porque solo tú me permites crear este universo
que crece día a día en mi imaginario
y que puedo hacer realidad a tu lado.