Un torrente gris de amenazadoras esperanzas
soltó su llanto entre laderas y danzas
ya entrada la primavera como si fuera
el primer día en que como plomo cayera.
Tierra húmeda, penetrada por los dioses,
de su vientre salieron los frescos olores
que se expandieron entre las flores
y aun cargando la aridez, llena de amores.
Lágrimas que del cielo caen en frío,
flora que se yergue bajo el mojado estío,
campesino a la espera con ilusiones y rimas,
y gotas en ausencia que con ellas sublimas.
El ciclo ahora se retrasa pero volverá
como aquellas nubes que pasan, cuando nada pasa
por un horizonte grisáceo a destiempo
en donde se detiene hasta el mismo tiempo.