MI MAR CANTÁBRICO
Amado Mar que rompes en mi orilla
con furia de coloso, embravecido,
cubriéndola, altanero y engreído,
con tu blanca y efímera mantilla,
con espumoso y musical tejido.
Besos suaves en rubios arenales,
vestido de azulón si estás tranquilo,
buscando allí su sosegado asilo,
rociados con aromas de tus sales
en vaivén de silencio y de sigilo.
O embates al castillo acantilado,
vestido de metálica armadura,
armado de coraje y furia pura,
los días que te muestras enfadado
demostrando tu fuerza y tu bravura.
Benéfico almacén para tu gente
que con sus barcos parten de tu puerto
a la aventura en un destino incierto,
buscando el alimento de tu vientre
sin saber si eres oasis o desierto.
Que rezando a su Carmen milagrosa,
le piden que no sea hoy ese día
que te conviertes en maligna Harpía
y te cobras con fauces espumosas
tu impuesto por hacer su travesía.
Mar singular de singulares olas,
en calma cabalgado por delfines
asidos con sus tablas a sus crines
o encabritado, haciendo mil cabriolas
para alcanzar, del cielo, sus confines.
Tú marcas con tu impronta a tus vecinos,
y les haces bravíos e indomables,
pensativos, serios e imperturbables.
Tú marcas avatares y destinos
con tu reino y tu ley inescrutable.
Si me voy de tu lado, yo te añoro.
Ansío tu canción y tus olores,
tu bravura, tus olas, tus colores,
porque eres de mi tierra su tesoro
aunque causes, a veces, sus dolores.
Enero de 2018
Jose Cruz Sainz Alvarez