Se marcharon mis recuerdos
tras de ti, tras tu perfume,
persiguiendo muchos besos
perdidos en el camino
donde se mueren los sueños
que tienen el alma espesa
o que ya nacieron muertos.
Al acabar el verano
otoño deshoja amores.
de azahares impregnados.
Con la llegada del frío
se desvanece el naranjo
en paisajes de arrebol
que ven morir el ocaso.
Tras una sombra te ocultas,
¿Sin avidez vivo acaso?
otoño vidas permuta,
¿moriré ya sin abrazos?
¿De qué delito me acusa?
¿O, quizás sea el pecado;
vivir esta vida absurda?
El invierno desolado
viene a reclamar tu ausencia,
¡Alma, dime como y cuándo!
¡En qué momento del sueño
fui perdiendo la razón!
¿Desde cuándo sucumbí
a este amor tan alocado?
Cautivo soy de lamentos
en esta cárcel oscura
donde orbitan los te quiero
que no supieron volar
sobre las alas de un beso.
Prisionero he de morir
sin hacer de fuga intentos.
¿Y por qué vino hasta mí
la sensación de locura?