Te escribo a ti mi fiel compañía
que sin sexo atrapa mis días con la más profunda pasión;
Llenas mi mirada de implacable esplendor,
cuando así sea por casualidad escucho tu grandeza,
llena sin indudable destesa para encantar cualquier corazón.
Eres el fluido de cualquier elixir que crea,
vas viajando por el viento con tu increíble magia,
ayudas al melancolíco cuando no encuentra compañía
y animas la felicidad de los que creen tener vida.
Eres el reflejo del cielo, la pureza del agua,
la fuerza de la tierra y el furor del fuego;
te crean los fuertes, los débiles y los sabios;
eres la exteriorización de los secretos,
la muestra de las vivencias y la expresión de lo deseado.
Creas revolución entre los profundos sentimientos,
dentro de un volcán de notas que crean tú armonía,
eres ese vicio que me desvanece sin descanso,
en el que frecuentemente me sumerge tu maestría.
Es atrapante la melodía que se encuentra
en tu admirable forma de conducirme,
de dominarme, de llevarme a un mundo inigualable,
música, con que facilidad me devuelves la vida
y el fervor para vivirte cada día.