Mi amor se eleva hasta
el halo de su estrella.
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Ya sé que os parecerá
grotesco, y que pensaréis,
que soy un hombre extraño,
o un iluso inconformista
que se aferra a la quimera
de un pasado idealizado…
si os digo, que, a pesar
de los años que acumulo
y golpes que me han dado,
me emociono, ¡y lloro como
un niño!, al oír aquellas
entrañables melodías
que sonaban por entonces
en la radio.
Sí, ya sé que no es normal,
y comprendo que he de aceptar
la realidad, pero… ¡son
tan hermosas, y me traen
tantos recuerdos, que no lo
puedo evitar!
Con sus notas, me sublimo
y enternezco, al extrañar
a mis amigos y aquellos
años dorados, cuando el
amor era mi bandera y
mi juventud mi tesoro más
preciado…y mis ilusiones,
sueños que volaban raudos,
como los vencejos por el
cielo, y las primillas sobre
el campanario.
¡Oh sí,
todo lo recuerdo como
si fuese hoy, y comparo con
la vida de este tiempo
lleno de materialismo
y vulgaridad… aunque he
de confesar, que, si lloro,
no es sólo por esta causa,
ni por la gripe que sufro
ni el güisqui que me bebo,
sino por el deseo de
un amor inalcanzable y
la inquietud que estoy
sintiendo
Mi llanto se vuelve azul
en el fondo de mi copa
cuando oigo las canciones de
Leo Dan y Brothers Four…
¡oh, qué contradicción y que
dolor más grande: mi amor
se eleva hasta el halo de su
estrella, mientras que mi alma
se engarza en mi pasado
vibrando con las notas!…
¡Seré necio!:
¿Por qué sueño
con edenes que no existen
y enternezco con caricias
que me invento…?
¡No lo sé!…
quizás lo sepan
las líneas de mis manos,
o el techo de mi alcoba,
o las canas de mis sienes,
o los lirios y las rosas
que planté en mi balcón...
Mientras tanto, seguiré
oyendo aquellas melodías
que sonaban en la radio por
entonces, sin hacerme más
preguntas ni buscar una
respuesta…
¡hasta que la luz de un nuevo
día alumbre mi horizonte...
y llene de esperanza mi
viejo corazón!
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Autor: Francisco López Delgado.
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