Luna Azulada
Se asoma imponente en mi ventana,
¡Ja!, A nadie engaño, si la eterna es ella,
Afortunado soy, de verla y admirarla,
Quizás serena, pero siempre bella.
Aunque es la misma, perpetua cambiante,
Es cobijada en un manto de estrellas,
A veces llena, otras cuarto menguante,
Ora azulada, como el mar que inquieta.
No le conforma, ser la más brillante,
También es musa de grandes poetas,
Compañera de gauchos errantes,
Madre de madres y de la vida arena.
En esta noche, la ciudad silente,
Entre los sueños, en paz la contempla,
No tan distante, persiste resiliente,
Es una Diosa, que ya fue princesa.