Estoy en calma, después de tanto tiempo, a un segundo de pensar que no lograría superar páginas que marcaron mi existencia y a un paso de dejarme llevar por el dolor, estoy aquí, de pié en mi barca, dejándome mover por olas que no se acercan con ímpetu sino que traen consigo el olor a tranquilidad que tanto anhelaba; me parece irreal haber superado el dolor, pensé que jamás llegaría este momento, después de tantas tormentas y tantos naufragios logré controlar mi timón y darle la espalda a un mar que casi me ahoga sin piedad, sin ser consciente que no tenía las fuerzas para remar.
Me gusta esta tranquilidad, pero, quiero que en algún momento llegue alguien con la misma paz y se arriesgue a navegar por el mar sin rumbo fijo conmigo, con ganas de amar, con tanta magia que me haga saltar el corazón al escuchar su risa, que el iris de sus ojos cambie de color con sólo mirarme y que cuando me abrace, me haga sentir en casa.
Ya emprendí mi viaje, y todo lo que haga, será para llegar a ti, te encontraré y esta vez será con calma en el alma, me estoy preparando para amarte con ganas, sin dolor, sin miedos, te voy a amar como te lo mereces, de una manera real, que te haga brillar los ojos y sentir seguridad.
Hoy, a pocos días de haberse ido la tormenta número mil, te empiezo a escribir, porque yo ya te empecé a ser fiel, a elegir y esperar.