Jhon Deivy Torres Vidal

ANTEOJOS DE DISTANCIA

Observar el sufrimiento ya no basta, ya no duele.

Tantas veces convertida en espectáculo frívolo 

o potrillo de fama y de dinero

para personas que saben exhibirlo.

Suena a veces a estribillo la pobreza

o, dando vueltas, a grito atormentado

que se apaga en el boato indiferente

y en el vacío espléndido de tantos.

 

¡Qué paisajes de vida tan opuestos!

Facetas antagónicas, cara y sello.

Tal el sol no llega a todas partes

vistiendo en simultáneo día y noche,

el poder y el dinero tiñen siempre

con tinturas contrarias lo que tocan

y lo que no logran tocar directamente.

 

¿La pobreza es un paisaje doloroso

que la tiniebla de la vida torna umbrío?

¡Es un punzón que mancha a la conciencia 

salpicándola de culpas y martirios!  

Pero los que tienen conciencia adormecida

por la dura ansiedad de sus almohadas,

o la han perdido jugando en la avaricia 

miran todo con anteojos y legañas 

sin lavarse a diario la apatía