Observar el sufrimiento ya no basta, ya no duele.
Tantas veces convertida en espectáculo frívolo
o potrillo de fama y de dinero
para personas que saben exhibirlo.
Suena a veces a estribillo la pobreza
o, dando vueltas, a grito atormentado
que se apaga en el boato indiferente
y en el vacío espléndido de tantos.
¡Qué paisajes de vida tan opuestos!
Facetas antagónicas, cara y sello.
Tal el sol no llega a todas partes
vistiendo en simultáneo día y noche,
el poder y el dinero tiñen siempre
con tinturas contrarias lo que tocan
y lo que no logran tocar directamente.
¿La pobreza es un paisaje doloroso
que la tiniebla de la vida torna umbrío?
¡Es un punzón que mancha a la conciencia
salpicándola de culpas y martirios!
Pero los que tienen conciencia adormecida
por la dura ansiedad de sus almohadas,
o la han perdido jugando en la avaricia
miran todo con anteojos y legañas
sin lavarse a diario la apatía