Cuando tu Ser solitario y devastado
grite ya :–Basta! y se ponga en búsqueda de
una luciérnaga que alumbre tu senda
y sientas que todo
es una pesadilla
de negro duelo vencido de tu alma
envejecida por los recovecos de la Suerte,
que no esquivan,
y que la vieja mano te busca,
y sigue escribiendo versos, por vos,
para desahogarse en la Nada, que te habita,
bajo un cielo opaco y sin estrellas,
Y te sientas separado de las miserias
del Hombre.
Y te sientas ahogado y sientas
que tu Ser es sólo polvo de cenizas inquietas
en las sombras que se extienden
y se vuelven una sola…
Y que tus instintos de Muerte
sollozan por darles cauce…
llegará tu Carta de Dios,
y se disolverán tus angustias
de injusticias, de desamor, de maldad;
la carta será cantada con voces de ángeles
que líricamente pondrá bálsamo celestial
a tus heridas.
Las cantos de ángeles,
curarán tu desesperación,
desde las callejuelas grises de tu espíritu,
y el tañir de campanas obsoletas y sordas
de tu Ser vulnerable, mudo y frágil.
Tu alma maltrecha y triste, escuchará
la Carta, disfrazada de mil maneras.
Sólo escucha la voz de tu corazón:
Ahí vive Dios!