Eva

Salgo de Viaje

Salgo de viaje y a usted, señor, sí que le puedo confesar cual será mi destino. Y por si mi vuelta se convierte en una larga espera, que sepa que no será porque ande yo perdida.


Estaré dulce y apaciblemente retirada, exiliada y cobijada al abrigo de su desnudez, en el terciopelo de su piel, habitando su cuerpo.


Sí señor, en el de usted. Ocuparé toda su extensión, desde su piel más fornida y expuesta, hasta la más íntima y secreta.
Eva.