CAPULLITO DE ROSA
Ayer me enteré
que hace ya varios años
que has muerto.
Recordé con tristeza
que hacía más de veinte
que en un coma fatal
reposabas paciente
en mi mala memoria.
Hoy, así, de repente,
tu lejano recuerdo
se viste de gloria:
¡Lázaro viviente!
resucita imponente
y se pone de pie
para andar sin cesar
por mi mente.
Aunque todos lo saben,
nunca dije tu nombre
ni siquiera en voz baja,
porque así lo pediste.
Martha, la mujer de las rosas,
de las aves sin jaulas,
del arroz y el alpiste;
de la cara sonriente
y la mirada triste.
Nadie supo tus cosas,
ni que tú y yo, en secreto,
vivimos la locura
que duró lo que dura
un amor incompleto.
Me pregunto si acaso,
antes de tu partida,
al correr la película
de tu azarosa vida,
hubo un cuadro en la cinta;
una imagen perdida
de siquiera uno solo
de todos los momentos
de secretos encuentros
en sitios perfumados
con aroma de sexo
y sahumados de incienso.
Hace ya tanto tiempo…
Pero no me arrepiento
ni por un breve instante
de haber compartido
un trozo de tu vida,
y un millar de suspiros,
a pesar de tener que vivir
este cruel desconsuelo
de saber que te has ido.
©Luis Morales
Marzo 23 de 2017.