Mis sueños no son más que polvo:
la realidad viva es aún más bella
que cualquier de mis expectativas.
Cada vez que intento encontrar
la frontera entre yo y el universo
creada por mi mente, se me escapa
totalmente. La confusión y el derroche
de mi preciosa energía fueron
la única ganancia despues de toda
mi verbosidad y intelección.
Y sin embargo, a pesar de todos
mis numerosos pecados, mi amor
hacia las cosas ordinarias
aún sigue vivo,
aún me canta,
aún me cuida.