Carlos Justino Caballero

LÁGRIMAS

 

Las lágrimas suelen venir desde algún punto

y se habitúan a llegar a sitios de consuelo.

Hay un período de ineludible sereno donde mojan

y arrastran las penas a puertos infinitos.

A veces basta ese trayecto para alcanzar quietudes

de impensada paz; otras vuelven a su origen y viajan

recurrentemente hasta cumplir el sueño.

Muestran siempre un alma viva, que no ha muerto,

y son en realidad una gracia perdurable

que de la bondad emana.

 

Las lágrimas vienen de adoloridos puntos

y llegan necesariamente a alturas de consuelo.

 

 

De mi libro “Del sentir que reverbera”. 2018 ISBN 978-987-763-458-7