Juan Hernandez Meza

Monumento de letras a mi madre.

Hoy quiero hacer un monumento, pero no de piedras, ni tierra, maderos o cemento, sino con palabras que salga del centro del corazón, palabras que sean eternas, que ni el tiempo las borre, que permanezcan indelebles para que se recuerde que existió una gran mujer, que me sostuvo en sus brazos y cuando débil nunca me dejo caer, pero si caía me levantaba, me apoye en su hombro y me enseñó a caminar dos veces, por eso aclaro que gracias a ella soy un milagro.

Ella es la mujer que me ayudo a ser muy fuerte, a discernir lo bueno de lo malo, la que me inspiro a darle valor a los latidos del corazón, la que cuido mi sueño cuando enfermo, la que me consoló cuando  una pena me embargo, la que durante mis juegos por las mañanas me hacía héroe de mil batallas, la que despejo dudas cuando mi curiosidad fluía, la que hacía que aumentara mi fantasía cuando en navidad un regalo me traía, la que hacia milagros trayéndonos un bocado, aunque sufriera por dejarnos por un rato abandonados, la que soporto noches en vela cuando enfermo me veía, la que no le importaba los truenos, relámpagos ni lluvia si tenía que ir al trabajo, la que un dolor dominaba con desgano para no preocuparnos, la que callada e inmóvil detenía una lagrima para no demostrar ser débil, la que enfrentaba la vida con la cara al sol, la que sufrió la partida de improviso de un hijo a mejor vida, pero no descuido a los demás.

A esa hermosa viejita, que tenía un corazón tan tierno y fuerte, que cuando partió mis lágrimas hizo rodar.

A esa mujer que a pesar de los años que en su momento cargo, era tan fuerte como el hierro con sentimientos de terciopelo…a la mujer que me refiero, es mi madre, mi dama de hierro.

SAFE CREATIVE

Identificador: 1710114318296

Fecha de registro: 11-oct-2017 19:23 UTC

Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0

Autor: Juan Hernandez