Seamos insoportablemente amorosos,
más amorosos que los amorosos de Sabines.
Muy muy amorosos en nuestros amores.
Seamos locura en la carantoña amorosa,
amándonos amorosamente en el olor del amor,
en el tibio vaivén enamorado;
amorosos como luz elegante que tiene alas cariñosas,
amorosos como flores en gala con su maja ternura.
Seamos amorosos más que los fieles amantes
que se hospedan mutuamente desde sus cuerpos,
amorosos como renacidos de la mano de Dios,
amorosos que hacen el amor enamorados.
Seamos más que amorosos, sin medida de afecto;
conquistándonos, coqueteándonos y añorándonos.
Levantémonos ¡a vivir! ¡a vivir! ¡y a vivir!
¡a soñar! ¡a soñar! ¡y a soñar!
tontamente el amor en cada esquina,
con los ojos abiertos, con las bocas risueñas.
Amor mío, seamos amorosos y seámoslo más allá,
como cuando se amasan constelaciones;
¡hasta borbollar! ¡hasta borbollar!
el sudor de nuestro amor por el viento, por la tierra y el éter.
Seamos insoportablemente amorosos;
amor, y seámoslo más allá.