Desde la cuna a la mortaja
la letra baja
con alas de ángel
y filo de navaja.
Nací y las letras
esperaban
en la pared de niño
un abecedario
rondaba el sueño
en un prado
de verde pasto
flores rojas y amarillas
mariposas
y aves de color
que
había pintado
mi madre con infinito
candor.
A los tres años
en un convento
conocí el espanto
……….
una dama
vestida de pesebre
que luego supe era monja
sosteniendo
un cartel
con la primer letra
robada
de mi pared
abrió tanto la boca
para decirla
que salí corriendo
y nunca más volví.
Regrese a mis letras
y algunos libros
que las juntaba
con dibujos.
Cuando dormía
las letras danzaban
en ese prado verde
ya sabían
que estaban en mi.
Sabían mi vida
estarían como en las hojas
de un libro
sabían de mi historia
que sería fantasma
intrigante
melancólico de atardeceres
romántico amante
de ideales.
Hasta sabían que un día
las juntaría
en raras historias
y
fueron personajes
que repitieron
vidas de vidas pasadas.
Pero un día
las letras
regresaron del futuro
muy asustadas
nada dijeron.
Fueron tiempos tristes
donde las letras
guardaban su lugar
a.b.c.d.e.
……
no se me ocurría nada
habían perdido las alas
solo le quedaban
las filosas navajas
y ni una palabra sana.