A veces la vida es tan injusta,
muy confundida tengo la mente,
esta sensación para nada me gusta,
quizás no haya dado lo suficiente;
lloro de impotencia y dolor,
por haber perdido el amor,
siento una honda aflicción,
que destroza a mi corazón;
deberé ser demasiado valiente
y luchar contra la corriente,
más nada podrá evitar,
que yo te deje de amar;
juré hacerlo por siempre,
de enero a diciembre,
todos los meses, todos los años,
sin mentiras, sin engaños;
te esperaré tesoro mío,
en el invierno o el estío,
en el día o en la noche,
sin preguntas, sin reproches,
con esta misma sonrisa,
sin apuros, sin ninguna prisa....
(Erick Ludeña)