Tu nacimiento, no fue algo improvisado, sino la convergencia de millones de milagros a través de los tiempos o si lo quieres, llámalo coincidencias… Coincidencias que se liaron e hicieron nido en dos corazones que te buscaban y sin verte ya te adoraban.
En ti guardo mi fe en DIOS, pues para crearte, primero tuvieron que planear cortinas de suave brisa, que se convirtieron en tibia lluvia que quiso vivir en la tierra, dándole vida a un suave cause de río…y de los ríos se formó tu esencia, después, partículas de polvo fueron exhalados por el viento, solidificando tu cuerpo y millones de semillas murieron para darte oxígeno y con ello, en ti guardó la fórmula perfecta para crear un milagro…el milagro de la vida.
Así pues, aquí estoy, admirando toda tu maravilla, describiendo lo grande que puede ser el milagro de la vida, cuando a tu llegada acariciaste nuestros corazones y nos fuimos sujetando a tus sueños.
-¿Que si creo en DIOS? ¿Qué sí creo en milagros? Me preguntan… y como no creer, repito remarcadamente, si mi vida y la de mi alma gemela, siempre están rodeadas por los mejores milagros creados por DIOS.- Aunque seamos tan pequeños en la bastedad del universo, nos sentimos gigantes en su pequeño mundo.
Gracias, porque al respirar por primera vez, generaste la chispa que ocasionó el incendio, que lleno con su luz eternamente nuestras vidas.
Identificador: 1711054740185
Fecha de registro: 05-nov-2017 6:08 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Autor: Juan Hernandez