Escote de la blusa encarnada
tanto dejaba a mi amorosa mirada
entre dos enormes campanas
con su textura de piel encantada.
Como torres de marfil
que en el centro engarzada
mantenían un corazón tintineante
que mareaba a mi mirada.
Tú te acercabas
con una picara mirada
como si preguntaras
gustas del blanco paisaje
Mis labios ya temblaban
por viajar entre montes
de florecidas granadas
en tu cuerpo sembradas.