Has desdeñado, a tu espejo.
Copia ignorante e indiferente
las luces claras y eternas del sol y la luna.
Bajo el alero de una calle cualquiera,
el satélite brilla de luciérnagas piadosas
brindando un Imperio
de la Eternidad que no se apaga.
Bondadosa luz que hoy vuelve
a alumbrar mi Soledad sin rumbo,
intrínseca.
a veces musitada...
Dime, Luna, esférica y romántica, cuántas veces más,
habrás de alumbrar bajo el viejo alero,
mi alma encerrada?
Cuál es la suma inalterable de veces
que me restan, para otorgarme
ver la luz del Imperio del Mundo,
en una noche estrellada?
-Mìrala bien esta noche- una voz de mi conciencia me dicta.
-Puede ser que el firmamento azul cobalto, te niegue mañana-
- Sin nombrarte, Tú que como los Otros , que eres Nadie.