Cuando te veo, siento me estremezco,
son tus labios manjar apetitoso,
me despiertan deseo poderoso,
de besarlos; a instintos obedezco.
Tu cuerpo de una diosa, lo apetezco
en tu mirar hay fuego delicioso,
me domina por ser libidinoso,
¡Te deseo!, con ansias enloquezco.
Para los dos existe la atracción,
venzamos los temores, te lo digo,
aunque vayamos contra la razón.
No tenerte sería mi castigo,
recorramos caminos de pasión,
el placer y el amor serán abrigo.