Con la inocencia a flor
de página,
totalmente olvidada de tu suerte;
cuatro tablas en forma
de cajón
daban cobijo a montón
de versos, posible poemario.
Ni una sola de tus letras,
estáticas,
podría imaginar su fin,
sino de seguro que se
niegan
a formar palabras.
Tu padre, poeta inexperto,
sólo puede tener un deseo para ti;
sea lo que seas, cenizas,
papel amarillento y húmedo
o cualquier otra materia amorfa,
iza bien alta la bandera
de tu existencia.