Nos escondemos bajo un crepúsculo subyacente, majestuoso e invisible.
Nos escondemos de nuestras caricias, carentes de cariños.
Nos escondemos, nadie nos busca todos saben en donde no estamos.
Nos escondemos tan solo por la dicha de que nosotros mismos nos encontremos.
Nos escondemos, bajo éste crepúsculo, bajo este manto de indecisiones... Para que en un futuro, ya cansados de escondernos podamos salir a la luz, al claro y bastó mundo, para que compartamos de manera trepidante nuestros suspiros eternos de la vida, pero por el momento seguiremos escondidos.
Nadie quiere sacarse el manto, púes nadie quiere enceguecer con la fina luminosidad del sol descollante.
Quemante sol radiante, que regocija nuestros días y noches, bajo el crepúsculo y sus oscuridades, el sol en algún momento nos llamará y si no respondemos, desacera el manto crepuscular que nos cobija y todas nuestras caricias fortuitas tendrán que parar.