Retomo aquí el paseo interrumpido
del campo, solitario, con mis nietas;
invierno al puro frío sometido
por cárcavas, veredas y cunetas.
Exhausto yace el campo y dolorido,
¿la vida?, ¿se ha marchado a hacer puñetas?
Pregunto, ¿qué será del colorido
refugio de pintores y poetas?
Mirarlo me produce escalofrío;
desierto y solitario, pareciera
un páramo cuajado de rocío.
¡Las niñas y mi esposa! ¡Primavera!
Del lado de la loma canta el río:
¡la vida de su mano en la ribera!
Gonzaleja