NandoUrbies

Marina, mi enfermera

 

 

La precede una risa tenue que se desliza por los pasillos,

que acaricia sueños,

que embarranca en dinteles de puertas entreabiertas a la esperanza

y atenúa inquietudes…

 

Aparece

y toda ella son manos que apaciguan y ensalman el cuerpo,

ojos, miradas, palabras que curan el dolor del alma.

 

A su espalda,

tras otra risa - esta límpida, clara, cantarina -

deja, como regalo, un intenso olor a dulzura y sosiego.

 

Marina, enfermera de mis días de laxitud y tedio de Son Llàtzer,

te extraño. Te extraño desde mucho antes de conocerte.-