Si permanecemos quietos como santos de iglesia
resbalamos atrás con los ojos en blanco.
El aljófar de las horas trancadas
no es lo mismo que el cogollo de la tierra llovida
detenido en justo equilibrio.
La estabilidad de las almas en paz no es inercia
ni péndulo caído
sino energía
cargada con paciencia adentro de uno mismo.
Estar detenido sin motivo es perder fuerza
pero hallar la estabilidad
es avanzar aunque se esté detenido.