Correr, gritar, brincar
mañanas llenas de sol,
sentir fluir en las venas
cual torrente puro y veloz
esta sangre que es vida y es calor.
Correr por la hierba
y caer, y rodar
confundir el rostro
con ese verdor,
respirar ansioso tan fresco olor.
No pensar en nada, mirar
el cielo azul,
ver aves volar
dejar a la mente
por unos minutos, hacerlo igual.
Paraíso alegre, mañanas de luz
llenar los pulmones
de aire silbador,
cabello al viento
todo es candor.
Cazar mariposas
tras mucho correr,
me regala el campo
su gran colección
de flores vivientes, ¡eso es lo que son!
Cruzar la campiña,
en el bosque entrar,
beber su murmullo
su aroma abrazar,
y en su tronco añoso saber su edad.
Huir con el viento
una abeja seguir,
subir a un árbol
un riachuelo saltar,
hacer todo eso, es felicidad.
El sol en mi rostro
ya deja su huella,
gotitas de agua,
de sudor profuso,
comienzan a asomar, rodar y caer.
Me brinda un árbol
sombra paternal,
sentado me veo
sintiendo latir
y mucho mejor, mi órgano motor.
Todo esto es vivir en paz y feliz;
sentirse un niño,
vivir un día así,
no dejarlo ir,
porque otro igual no ha de venir.
Y poder ser libre
cual viento y cual mar
volar, correr y caer
¡ser libre!
sin mirar los años, poderlo hacer.
El trino del ave
imitar, tratar de formar
un coro gigante,
y juntos entonar
¡un canto a la vida, a la libertad!