Gerardo Barbera

LA MANZANA VERDE

 

20

 

Mi Hija lee la Biblia, pregunta cosas,

el Hijo Pródigo, caminar sobre las aguas,

la Corona de Espinas, la traición de Judas.

El fluir sagrado cargado de tantos misterios,

danzan las palabras frente a la luz extraña,

hay algo especial en este cuarto,

hasta la enfermera parece sentirlo,

algo nos pasa a todos, y no lo notamos,

pensamos ser el centro, y tal vez, una frase sincera,

una lucecita tendida en la cama, sea suficiente.

 

21

 

Se fueron los amigos, los de la foto en el celular,

Siempre envían voces, imágenes, recuerdos, oraciones.

Ella habla con la Madre, con el Hermano, como si estuviesen en este cuarto.

Voy al patio, riego el jardín, pienso en Ellos,

entre las rosas y las estrellas hay un mar inmenso,

no me atrevo a leer los mensajes, ver las fotos,

escuchar las voces, mirarlos en la pequeña pantalla,

corro al cuarto, Ellos me llaman.

 

22

 

Mi Hija despierta, la voz mística,

tocan la puerta, la Amiga y su guitarra,

llegan otros amigos, amigas, un grupo de la Iglesia,

hacía tanto tiempo, ayudan a traer sillas al cuarto,

una manzana verde, un trozo de chocolate,

ríe la Niña antes de ir a la escuela,

la Madre peina su cabello, las frutas, la leche, su merienda,

hay líneas que nadie puede borrar,

guardaré la manzana y el chocolate,

necesito la magia de un instante,

sentir la certeza de un final feliz.

 

23

 

Faltan algunas sillas y la mesa sin Ellos se ve tan ausente,

coloco las dos sillas que faltan, así parece que nada ha cambiado,

¡qué locura!, guardo las dos sillas,

los recuerdos se visten de verde, es el primer color que llega,

quiero saltar, correr, dormir, hablar, escuchar historias,

la cama nos enferma, iré a la calle, buscaré en la arena,

no encontraré más que pedazos de vidrios,

pero serán míos esos vidrios, los colgaré en mi pecho,

a nadie le importará, la agonía del cielo es gris,

llueve y a nadie le importa.