Y llegué a sentir el peso de la tristeza,
que me movía a actuar con torpeza,
dejándome débil, sin mi habitual firmeza,
viendo, como por los suelos, quedaba mi fortaleza.
Sin ganas de seguir luchando,
sin deseos de continuar avanzando,
aplastado y en mi depresión vagando,
renuncie a la vida, pues un final yo seguía buscando.
Y vi como la oscuridad me cubría,
como la luz de esperanza, de mi huía,
en mis errores yo me perdía,
porque negarlo, si en verdad sufría.
Y decidí acabar con mi sufrimiento,
retirar de mí el último aliento,
irme de esta vida, consciente de que terminé perdiendo,
cerraría mis ojos y en el sueño eterno, me quedaría durmiendo.