Dime Padre mío,
-¿Quién inventó estos clavos que laceran la carne,
esta sombra que al acecho nos persigue,
y estas llagas, Señor, que sangran en tu nombre…?-
-¿Quién, dime, ha teñido de púrpura el suelo de Bagdad?-,
-¿quién le trajo del Norte estas mortajas,
y ha sembrado de espinas la vieja Babilonia….?-
¡Oh, tu Palestina que emulas a Guernica desgarrada,
muéstrale a Dios tu rostro ensangrentado,
tu pecho herido, tus manos mutiladas!...
¡Oh Israel, de pólvora y metralla,
de filosos cuchillos para el degüello humano
mañana llorarás al pié del crucifijo….
Dime, abominable duende:
-¿quién inventó estos clavos que laceran la carne,
esta sombra que al acecho nos persigue,
y estas llagas que sangran…, en Gaza por tu nombre…?