En aquel ocaso rojo,
Entre muchas llamaradas,
Con el ama en una espada
Y mucha lluvia en mis ojos;
Triste, humillado, de hinojos
Con una daga clavada,
Con el alma encadenada
A deplorables despojos;
Me sentí tan destrozado,
Entre nostalgia y vacío,
Por haber tanto confiado
En mi loco desvarío;
Era un loco enamorado
Convertido en mil suspiros…