Radiantes ojos verdes de Popea
pálido sol rayando amanecido
oro sus trenzas, ocre conmovido
que la brisa de mar los zarandea.
Cara de querubín color subido,
cual verdadera o falsa puritana.
Mientras Febo confuso de mañana,
flechado por Cupido sangra herido.
Piel de nácar en anca soberana
un prodigio mortal, quizás divino,
aborrecida luz de su destino
por su infernal manera soberana.
Hija de Plutón, sale de mañana,
en hora muy temprana ama y potencia.
Sobre su terso cuerpo la vigencia
de la belleza enhiesta y rozagante;
y Nerón cuando llega dominante,
mata para alabar la providencia.
Claudio Batisti