No fué un encuentro casual,
estaba previsto,
previsto y programado,
un encuentro inminente.
.
Teníamos que encontrarnos,
el día y a la hora previstos,
New York esperaba ...
nuestros corazones latían ...
.
Los ríos de gente
que en una y otra parte encontraba
me trajeron
a la Gran Manzana,
escala permanente de mi vida,
escala conocida .
.
New York, ciudad siempre alegre,
siempre festejando
en invierno, en verano,
tan llena de luces,
de historias,
de nostalgias,
tan cercana
y a la vez tan lejana.
.
Ahí debíamos encontrarnos,
lo habíamos pactado,
mi corazón latía, latía ...
pensando en los lugares
que habríamos de recorrer,
en todas las delicias
que degustaríamos,
y en nuestro festejo,
durante años esperado
y ahora a punto de comenzar.
.
Por fin llegó el momento,
al fin nos encontramos,
recorrimos Centrak Park,
la pequeña Italia, la Zona Cero,
los muelles, Staten Island,
la Quinta Avenida,
Chinatown,
revisamos todo desde el helicóptero,
y finalmente llegamos al lugar.
.
Jerónimo, mi nieto más pequeño,
mi Caballero armado,
que es luz, amor y faro en mi vida
cumple hoy diez años;
felizmente nos hemos encontrado
en su ciudad soñada
e iremos a festejar.
.
Quiere cenar langosta
en Bond 45,
y luego a Times Square ...
y él, que es luz, sus luces disfrutar.
.
Una vez más le doy gracias a la vida
por este encuentro, que no fué casual,
este nuevo regalo,
esta cita cumplida
agendada por ángeles
en la Agenda de mi Vida.