Lo supe al oír el tono de tu voz,
nervioso y tenue
al decir su nombre
callaba tu boca una verdad.
Y con su inconfundible sinceridad
gritaba desde el fondo tu corazón.
Lo supe al tocar tus manos
y sentir en ellas un cierto anhelo:
de tocar su cara, de acariciar su cuello,
que una duda se dibujaba en tu ceño.
Se que no hiciste nada,
estoy seguro de ello,
pero lo hiciste todo en tus pensamientos.
Lo supe al ver tus ojos
Pintando en ellos un brillo particular,
algo que nunca me habrías de contar,
y que por dentro carcomía tu alma.
Pero no pierdas la calma
que esas cosas pueden pasar,
a muchos les puedes gustar,
y el paso del tiempo
puede hacerte cambiar.
Solo te pido en este momento
que te sepas escuchar,
y estés segura de lo que sientas.
No le hace bien que te mientas
a la persona que te ama.