Cuando las blancas palomas
alzaron su vuelo hacia el azul celeste,
nosotros, los que observábamos,
sentimos en el pecho
impulsos fuertes de una libertad naciente.
Todavía soñamos
un vuelo libre
por ese infinito celeste,
mientras las blancas palomas
anidando en su reposo gozan,
de una triunfante libertad
presente y armoniosa.