Antes, el recuerdo y el deseo
me dejaban sin piel y sufriendo.
Sobre mí tu cuerpo añorado,
tus dedos entre mis cabellos.
Pero el tiempo y la distancia
siempre son buen ungüento,
para cubrir dolorosas llagas,
con costras de lamentos secos.
Poco a poco el dolor se apaga,
como un velón muerto
y maduras tu ansiedad...
y maduras tu queriendo...
hasta hacerlo mas sabio,
sin dolor ni descontento.
Ahora te extraño..
eso es cierto.
Como si del violín
un sonido viniendo,
cubriera de melodiosa nostalgia
lo que antes era llanto y lamento.
Solo deseo tu bienestar
y verte siempre sonriendo,
aunque sea desde lejos,
pero siempre amarte queriendo.