Cuantos silencios resecos
en blancas sábanas ocultos
que han quedado estampados
en una noche de lujuria.
Y tantos besos clavados
en estado silenciosos
cuantos quejidos en reposo
cuando tu cuerpo quemaba.
Siento ese cimbrar halagado
en esa noche callada
que nos llevó al climax
para adorar tu piel dorada.
el cansancio despertó
para deslumbrar tu cuerpo
mirar tu pelo revuelto
bajando sobre tu ardiente pecho.