Los Ayeres, los Presentes y el Pasado,
Que deja espectros
En tus caminos,
Plagados de espasmo
Púrpura y de sangre
De tus venas,
Han sido desolados,
Denodados,
Por el Hombre Inservible.
Deja ya caer tus libros!
El aire, el agua y el fuego serán desde ahora,
Tus sanos maestros.
Tu cuerpo y tu alma,
Miran el Planeta
Con un poder desmañado.
Que habita entre
Los Dioses.
Los libros caidos
Serán leídos, seguramente por los Otros.
No importa poeta,
Sólo respira hondamente,
Sólo bebé y expone,
Las cicatrices de tu alma
Al agua, el aire y el Fuego,
Inextinguible.
Tu dicha tocara
Este Otoño adorado.
Y tus poemas,
Serán soñados
En la Tierra y el Cielo
Hasta
Por el mismísimo
Dios.