El banco ya podrido
donde nos enamoramos,
en un parque sombrío, ya cerrado,
roto, hecho llanto...
Palabras viejas
que al labio retornan
a la memoria hecha trizas
de un pobre viejo solitario.
La tapia blanquecina
de la iglesia en la que nos casamos,
enlaza flores y ramos
ya marchitados,
y las campanas seniles sueñan
al son de la cancela
de dos corazones cerrados.
El esqueleto húmedo
de la casa en la que nos amamos,
enseña el negro carcomido
de un amor
que el aire ha arrasado.
En tu tumba blanca,
lejos
donde ahora descansan
tus amados huesos,
nunca faltarán las rosas rojas
que encendían nuestros besos.
RESERVADOS DERECHO AUTOR PATRICIA PALLE