Carlos Justino Caballero

MUJER DESNUDA

 

¡Qué bella desnudez tocó mis ojos!

Y no era la primigenia hermosura

de la mujer desnuda.

Hube de ver en lejanía, detrás de los años

y del dolor habido.

No fue necesario el desabrigo para encontrar

el brillo del alma expuesta.

Permaneció tersa y suave a pesar del infortunio

y se desnudó para dejar ver su virginal belleza,

jamás hollada;

ni por crueles abandonos, ni por la insidia     

que golpearon sus días, ni las soledades

obligadas.

Su alma dolida permaneció bella

y en esa bella desnudez tocó mis ojos

y conmovió mi ser en el inmenso ejemplo

de lo digno.

 

 

De mi libro “Del sentir que reverbera”. 2018 ISBN 978-987-763-458-7