Y entonces como dos ambulantes,
Cruzamos las miradas,
Recorrimos la calzada,
Y sin más nos alejamos.
Y si fueras tú, aquel,
¿Que la gitana vio en mi mano?
Y si fueras tú aquella,
citada alma gemela.
Como saberlo,
te tuve miedo,
porque eras diferente,
cambié mi rumbo.
Sigo mi camino.
Sigues el tuyo.
Adiós dulce Dulcinea.
Adiós caballero andante.