Vida, no me debes nada la verdad
déjame confesarte esta noche
con total franqueza y sinceridad
que no tengo hacia vos ningún reproche.
Me das todo lo que crees que necesito
y aunque a veces suelo pedir de más
a veces me das más de lo que anticipo
sin pedir nada de vuelta o que te den las gracias.
Por eso, esta tarde de cielo en sollozo
te he de confesar a corazón abierto
que me llenas de alegría y gozo
aunque a veces te vea con ojos fríos y manos de muerto.
Ahora te digo, Vida estimada
que contigo me siento agradecido
por los regalos y sinceridad dada
por las rosas y espinas que he recibido.
De ahora en más, sin duda en la cabeza
forjaré mejor en esta vida mi camino
que a mi edad apenas empieza
porque el Destino apenas está hilando
para empezar de mi existencia el tejido.
Estimada Vida, termino la presente
con el corazón encendido a vivo color
que aunque tus regalos sean de material ausente
sé que siempre los das llenos de amor.