Hoy ha llegado a mí el crepúsculo
del estío, de un amor aventajado,
que en el cielo como báculo,
me es necesario.
Desolado,
instante de quien escribe
versos en las noches, perdido
baldío, de ilusiones,
de silencios, desolado.
¿Y tú mirada?
en mi espíritu. En mi alma
un cantar oscuro de trinos
de aves al pasar.
En vuelos parejos del cielo
rojo al viento, su alas despegadas
cuán corazón que ama libre,
así yo te he de amar.
Entre secretos,
consiguen despertar
de mi alma adormecida
aquellas palabras venidas,
que acercaban sentimientos al soñar
y que nunca te han de atormentar.