Te perdí
en el hondo valle
de mis azules años.
Yo tenía apenas veinte eneros
de risas acabadas.
Se había iniciado la guerra
entre tu patria y la mía.
Flotas de embarcaciones extranjeras
invadían nuestros mares.
Y tú, mi idilio breve...
cúmulo de sueños
de mi dorada juventud;
mi placer escondido;
mi eterno amor...
fuiste deportado de mi nación.
Nos negaron la vida
y nuestras almas
se sumieron en la sombra.
Tropas de soldados
marchaban hacia el frente de batalla.
Y tú, mi amado...
jacinto azulado
de mi jardín entristecido,
acudiste al llamado...
al servicio de tu país.
Las tinieblas de tu ausencia
hicieron imposible nuestro amor.
Algunas cartas
llegaron a mis manos
como alas blancas
de ave triste.
Cartas que leí una y mil veces
y que hasta hoy estrujo
en mi regazo inutilmente,
cartas de amor trunco
porque tú, mi idilio breve,
nunca volviste.
Ingrid Zetterberg
De mi poemario \"Secretos de mi alma\"
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