salgomanzano

Amanecida

Rosa y clavel

han roto la pureza

del tálamo.

De vaho interior la Ciudad

se espesa.

Por el suelo  revolotea

un papel, enredándose

por las esquinas.

El Yo se rompe

de pensamientos...

Charcos de barro

salpican

lluvia enlodada,

y la rosa reluce

de pétalos de seda.

De celajes,

de rosas de alba...,

mejillas se arrebolan,

el beso se sonroja...

Amanecida:

tu mirar y el mío se incendian...)

-Salvador-