Pronto llegará el turno del invierno
y se agigantarán las sombras de las sombras
sobre los hombros de la calle oscura.
Las hojas amarillas del otoño
pasarán a ser carcomidas remembranzas
a merced de las aguas y los vientos.
Será un chasquido el lento caminar
sobre lustrosas veredas
encharcadas por lágrimas nocturnas
de neblinas recicladas.
Vendrán las noches
con sabor a escarcha,
con el silencio absoluto
atrapado por el gato
que duerme abrazado a su país de gato.
Entonces volveré a verte
en mi poesía,
en el frío,
como antes
en las coloridas alas
de una primavera volátil y risueña
o en el torrente cristalino
del estío.
Y caeré en la cuenta
que he vuelto a escribirte,
como ahora,
un nostálgico poema
con hilachas de luna y el pálido azul de las estrellas.
Una sonrisa que aparece en el espejo,
complaciente,
me insinúa que debo rasurar mi barba blanca,
lo que no ha de quitar ni un ápice a mis años
ni –menos aún- cercenar los rebrotes del recuerdo.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.