Cuando se iluminan las sombras del miedo, se abren las puertas del cielo. saliendo de un laberinto me encuentro abrazada por un frío viento, que recorre mi ser y levanta los vellos de mi cuerpo. donde ya no existe el temor, ese mismo temor, que me hizo tocar el infierno, cuando mis pies caminaron en llamas, ardiendo en roja braza. Fuego que purifica la fe, fuego que te marca y te calma, clamando de rodillas dejas hablar y purificar tu alma, donde se escucha en silenció los gritos desgarrantes que fueron bañados con sus lágrimas. Sólo así nos abrimos al mundo del perdÒn del amor y así desnudarnos sin temor, entregándonos a la locura. Locura qué nos deja sin aliento, en cada suspiro que generan los besos. Dancemos con la música del cielo, brindemos en nombre de la oscuridad, porque ya no le tememos...Reyshell Méndez